Sin respeto no hay resultado: Cuellar y su regalo. ¿O su legado?
El pasado sábado 3 de agosto la Selección Nacional Femenil de México tuvo su tercer participación en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 enfrentando al seleccionado colombiano. A pesar de conseguir el empate a 2 anotaciones, quedaron fuera de la contienda por las medallas.
En su último compromiso se enfrentaron a Panamá, a quienes superaron ampliamente con resultado de 5-1, con anotaciones de Katty Martínez, Stephany Mayor, Lizbeth Ovalle (2) y Kimberly Rodríguez.
El hecho de quedar fuera del medallero sólo había pasado en una ocasión desde 1999. Repasemos: En 1999 obtuvieron medalla de plata; en 2003 la de bronce; en 2007 fue la primera vez que no obtenían una medalla; 2011 medalla de bronce; 2015 medalla de bronce… 2019… manos vacías.. regresarán a sus respectivas casas (que no todas son en México) sin una medalla, eliminadas en la fase de grupos.
Y este resultado es francamente desilusionante, estoy segura que muchos veíamos a este grupo levantando una de las tres preseas, incluso se valía soñar con una plata o hasta el oro. Después de todo, al menos pasar como segundo en su grupo no parecía algo imposible o improbable; en el papel al menos, ya que el rival fuerte era Colombia.
Sin embargo la realidad fue bastante desalentadora. Vencieron a Jamaica con un fútbol que a pesar de los errores dejaba la esperanza de acomodarse para un segundo juego frente a Paraguay. Pero no, el desorden y los errores fueron el permanente; principalmente la falta de contundencia que al final les valió caer ante el seleccionado paraguayo y con ello estaban en la obligación de superar a la escuadra Colombiana, que de nuevo, en el papel, era ligeramente mejor que las nuestras.
Y bueno, frente a Colombia… la verdad es que podrían decirse muchas cosas. Todo el primer tiempo jugaron al “estilo” Cuellar (que ahora resulta que tiene un estilo); por lo que he visto desde hace muchos años, ese estilo se refiere a jugar a nada. Pelotazos, todo a la punta como se pueda (a Charlyn ahora, otrara a Maribel), reventar el balón en al defensa y no hacer mucho en la media cancha. Al parecer ese estilo significa saltar siempre esa media cancha y esperar que las habilidades de las delanteras, logren la hazaña. Jugar a nada. Jugar a patear un balón, así no’mas.
El segundo tiempo ciertamente se vio distinto. Al menos un poco más ordenado y ya sin tantos errores en la defensa. Esa defensa que ha sido un talón de aquiles de la selección de estas épocas (¿o de todas las épocas?). Me queda claro que los equipos deben ir incorporando a jugadoras jóvenes en la intención de mantener el balance entre experiencia y juventud; pero me parece que a veces se está cayendo en necedad. Cuellar no ha entendido que hay jugadoras que aún no están a un nivel de Selección Mayor y se empeña en meterlas en los encuentros. Resulta sorprendente que en verdad no pueda encontrar 3, 4 defensas entre toooodas las que militan en la LigaMXFemenil.
Es cierto que principalmente el grupo que disputó ese segundo tiempo se plantó con más garra, con más intensidad, quizá hasta con urgencia, esa urgencia que a algunas ya les falta y que el DT no parece capaz de transmitirles. Urgencia de cumplir con un propósito. Olvídense de que cumplir con la expectativa de la gente, eso equis. ¿No tienen un objetivo como Selección Nacional? ¿No hay un orgullo nacional? ¿No hay una pasión por los colores, por la camiseta, por sed de triunfo? Parece que no. Parece que la misma pasividad que aparenta correr por la sangre de los Cuellar está empezando a permear en la sangre de las jugadoras.
Al final se alcanzó un empate que sirvió pa’ lo mismo y para nada. México quedaba fuera del podio de Panamericanos, de la misma manera tan “madreada” que quedaba fuera del Mundial. El “logro” en Lima 2019 fue un QUINTO lugar… Q U I N T O lugar. Parece que el futbol mexicano femenil da dos pasos para adelante y 5 para atrás. De no creerse.
Al final del juego ante Colombia, Kenti Robles expresó algunos comentarios que son tan claros como lapidarios. Es en parte, tambien un problema de vestidor. A todos nos queda claro que no hay pies ni cabeza en un planteamiento directivo que parece que no conoce el internet (por aquello de que en la Federación “no hay presupuesto para viajar") y no es capaz de estudiar a detalle exhaustivo a sus rivales y que carece de astucia táctica. Pero también queda en evidencia que hay molestias o roces entre las jugadoras
En dichas declaraciones, Robles se dice molesta de que algunas no sienten la playera, que no respetan a la selección. Y ciertamente le doy la razón, al final del día no sólo se trata de apedrear al DT e ignorar errores o actitudes de jugadoras. También es importante darles parte de la responsabilidad, ellas son en últimas, las que se tienen que rifar en el campo.
Pero hay algo importante que mencionar aquí: Para poder dirigir el Tri Mayor Femenil, el entrenador o entrenadora requiere ser un verdadero líder, alguien a quien sus jugadoras le crean, le respeten y mejor aún, le admiren.
Christopher Cuellar no representa nada de eso para la el Tri (en ninguna categoría) y no lo digo yo… es evidente. “El hijo de Leo” como se le conoce en el medio, tuvo un “proceso”, digamos “peculiar” para llegar a encabezar el representativo nacional. Y es que hay que remontarse a los tiempos cuando en Selecciones Nacionales no había un verdadero control de quienes entrenaban a las seleccionadas, a nadie le interesaba el proyecto y Leonardo Cuellar era “amo y señor” con bandera de “nadie más quiere y por eso me sacrifico yo”. En esas épocas Cuellar llevó a su hijo a las concentraciones para cuidarlo e involucrarlo sin que alguien le cuestionara si estaba preparado o no (por cierto ¿tendrá título de entrenador? ¿cuándo lo habrá conseguido? por más que rasco en el internet de las cosas no encuentro algún dato al respecto)
Así comenzó el "proceso" de Christoper Cuellar, haciendo una similitud a quien hereda el negocio familiar. Después de todo, era y quizá sigue siendo su proyecto, su selección, esa en la que pone y quita a quién desee.
Y vamos, no sería el primer ni el último "hijo de" que toma un puesto a leguas heredado. El tema es ¿cuánto tiempo se requiere en ese dichoso "proceso" para tener un elemento verdaderamente preparado y que inspire a su equipo? Christopher debe tener un "proceso" (¿cuántas veces leemos esta palabra últimamente?) de al menos ya 10 años y no se ustedes, pero yo no veo claro.
Cuellar 2019
Los años han pasado y las jugadoras que integran estos selectivos seguramente conocen el trasfondo de todo esto... no es justificarlas, es tratar de comprender como toda esta situación podría afectar no sólo el desempeño como equipo, incluso la actitud individual.
Seguramente nunca se responderán estas preguntas, pero ¿ellas estarán claras de la situación y que sentirán de saber que la selección ha sido el regalo más grande que un papá pudo heredar a su hijo? ¿Realmente sienten un respeto y una admiración por Christopher? ¿LLegará el momento en que sea ese líder? ¿El proceso algún momento da frutos o llega a un buen fin?
Directivos: ahí se las dejó botando...ustedes sabrán si siguen dejando que pase el tiempo y el nepotismo siga siendo lo que impera en el tri femenil.