LA SELECCIÓN FRANCESA CONTRA CORINNE DIACRE
Desde hace algunos meses, la ex jugadora y entrenadora francesa Corinne Diacre ha estado en el ojo del huracán, generando controversia por su personalidad intensa y sus métodos poco ortodoxos, mismos que han causado conflictos internos en el equipo nacional francés. Estos conflictos han salido del vestidor, ventilándose públicamente. El problema es tan grave que ha orillado a algunas jugadoras a dar un paso de costado en la selección nacional y decidir que no volverán hasta que la entrenadora se vaya.
¿QUIÉN ES CORINNE DIACRE?
Nacida en Croix, Francia, esta mujer de 46 años y 1.76 mts de estatura impone con su físico, su personalidad y su carácter fuerte. Comenzó a jugar a los 17 años y a los 18 años se unió al equipo nacional de Francia, jugando en la posición de defensa central y sólo le tomó dos años convertirse en líder y capitana del equipo. Posteriormente, en el 2005 a los 31 años de edad, luego de 121 partidos y 14 goles, anunció su retiro como internacional y un año más tarde, tras sufrir una lesión de rotura de ligamento cruzado, decidió decirle adiós a las canchas como jugadora. Diacre continuó su camino en el fútbol, pero ahora como entrenadora, teniendo su primera experiencia con el ASJ Soyaux femenino, en el 2007. En el 2014, recibió el Certificado de entrenador de fútbol profesional de los clubes Ligue 1 de conducción y Ligue 2, siendo la primera mujer en obtenerlo. Posee además experiencia en el fútbol varonil, pues dirigió al equipo Clermont Foot Auvergne de la segunda división durante tres años, antes de ser elegida para sustituir a Olivier Echouafni en el banquillo técnico de Les Bleues en el 2017, en donde se mantiene hasta la fecha.
Los objetivos del presidente de la FFF, Noël Le Graët, son claros; lograr que la selección de Francia logre importantes campeonatos y así finalmente despegar como potencia del mundo en el fútbol femenino y tiene toda su confianza puesta en Diacre, a quien incluso le ha renovado el contrato hasta el 2022, decisión que fue motivada principalmente por las complicaciones y aplazamiento de fechas de competición derivadas de la pandemia por el COVID_19. El anuncio no es aún oficial, pero es un hecho que la entrenadora dirigirá al equipo, al menos hasta la Eurocopa del 2022. Esto generó descontento en el equipo, por los conflictos de los que han sido objeto, mismos que crecieron tras el mundial del 2019, donde fungieron como anfitrionas.
VESTIDOR ROTO.
Todos sabemos que para que un equipo sea exitoso debe cumplir con algunos requisitos además de talento individual o experiencia. El estratega es la cabeza, el que mueve las piezas y sabe cómo sacar lo mejor de sus jugadores en la cancha. Pero para que esto exista debe haber una buena relación alumno-maestro, relación de compañerismo, armonía y complicidad, sin que se pierda esa delgada línea del respeto ante el superior. El estratega debe imponer, pero también dejar ver su lado humano, que transmita confianza y tranquilidad en sus jugadores. Tener un equilibrio en la personalidad es complicado; si se es demasiado “blando”, no inspirará respeto y sus indicaciones no serán seguidas cuando de orden se trata. Pero si se es demasiado implacable y estricto, generará aversión e incomodidad, algo que puede afectar en el estado ánimo y confianza del jugador. Diacre parece que no sólo sobrepasó la línea del “entrenador de hielo” sino que ha ido más allá. Las acusaciones que recaen sobre ella, van desde el hecho de ser obsesiva, controladora, paranoica, desconfiada y negativa. generando un clima de malestar y división del equipo. Diacre además ha prohibido la presencia de medios de comunicación en las salas de descanso y en los entrenamientos y está en contra de toda forma de comunicación privada entre sus asistentes y sus jugadoras.
Eugenie Le Sommer, Amel Majri, las capitanas Wiendie Renard y Amandine Henry (a quien dejó fuera de la última convocatoria para el clasificatorio de la Eurocopa, alegando que tiene bajo nivel, cosa que causó molestia en la propia jugadora y en sus compañeras), así como la portera Sarah Bouhaddi, (quien tras declarar que Diacre ha traído un clima negativo al equipo y que no ve que puedan ganar algo bajo su cargo, decidió poner una pausa a su carrera internacional), han sido las jugadoras que encabezan el movimiento “anti Diacre” del que la Federación y Le Gräet han hecho oídos sordos, dándole un voto de confianza a la entrenadora y pidiendo a las jugadoras que mantengan la calma.
Por lo pronto, Diacre tiene su contrato asegurado por al menos dos años más. En medio de este clima extremadamente tenso, el presidente del Lyon, Jean-Michel Aulas, ha ofrecido su ayuda para intentar arreglar los conflictos, mediante una reunión donde se incluya a la Federación, la entrenadora y sus jugadoras, siendo él el mediador. Todo esto en aras del bienestar del equipo, pensando en las competencias que tienen en puerta y los objetivos fijados. Veremos en donde termina todo este drama que día a día sigue dando de qué hablar y esperemos que el equipo nacional francés no sufra un retroceso.